jueves, 27 de noviembre de 2008

MUJERES EN LÁGRIMAS


“MUJERES EN LÁGRIMAS”

A Teresa Arbex, por mujer y por poeta
A las mujeres de mi familia

“Dios es mujer... y poeta”

I

Digo, dicen, que dios es mujer
e hizo a la mujer a su imagen y semejanza...

… criatura, madre del creador

Dicen que la hizo mujer, madre y creadora
diosa-mujer,
creadora y cómplice,
por madre y por mujer
dueña de la vida, de la vida y del amor
amorosa cómplice, creadora y tierna
hinche su vientre y rehace el mundo cada día;

la vida, ávida, vive en su seno,
crea el mundo cada amanecer
al despertar,
nace y renace el mundo y es mujer la creadora,
el mundo es mujer y la tierra es madre
vive y respira por la herida,
herida y puerta abierta,
abierta a la vida, al dolor y a la muerte
__ herida de muerte está su vida __
porque vive en sombras,
apacienta en sombras
en sombras y en silencio,
ella es la dueña del silencio,

II
… dueña de la palabra y en silencio

y sin embargo
la mujer es silencio
pero la dueña y señora de la palabra:
ella es la palabra y la palabra es creadora,
porque en principio fue la palabra y la palabra se hizo carne
la mujer-palabra
en lo oscuro y en silencio
su voz suena suave y sensitiva
mece los sueños
esa herencia le dejaron, la vida en segundo plano, tras la verja, tras el cancel, tras el velo, tras el hijab, el burka y los cerrojos,
aherrojada y arrojada al mundo como esclava,
vendida, entregada, atada al hombre, a los hijos, a los viejos, a la tribu,
postergada, limitada al escaño, al escabel, al fuego y la ceniza del hogar, a la estera, a la alfombra, al gineceo
atada al ritmo del hogar, al ciclo de cosechas,
al ritmo cereal de los panes y del barro,
al ciclo animal de las nacencias,
a la leche y a la carne, al amasado del pan
atada a la tarea, a la rueca, al huso y la devanadera,
atada al bastidor, a la máquina de coser, a la plancha y los fogones…

III
… esclava de todos, dueña de nada

la dueña del silencio y de las sombras entrevé la luz filtrada en los visillos,
las sombras de la tarde tras las rejas,
tiene su lugar marcado desde siempre,
marcado en el nombre
marcado en el cerebro,
marcado a hierro y fuego en su piel de cobre
en su huesos y en sus piernas deformadas
en la oscura cuenca de los ojos, en la fatiga infinita de sus manos,
en el fruto estéril de sus labios,
en el cuenco exhausto de su vientre,
y también en el íntimo cerco del amor,
esclava y reina
__y las fronteras de su reino no superan los muros del hogar__,
reina y señora y su reino acaba
en el dintel de la puerta, en el círculo de cenizas del fogón,
en el altar de los penates y los lares,
en la alquimia de alimentos y remedios,
en las huellas del pasado y las venas abiertas del futuro,
en la memoria de los cuentos de la tribu,
en lo oscuro de la iglesia y del teatro…

IV

… mujer, un paso por detrás

no tiene su lugar en las calles y las plazas,
__un paso por detrás del hombre__
toma su lugar en el mercado—un paso por detrás del hambre,
en la segunda fila__
tras el hombre que vive en la libertad del ágora, que marca las distancias en el templo, que juzga y que enseña, que preside, que guerrea, que premia y que castiga __
y sin embargo…
ella pone los primeros balbuceos en los niños,
y mece los sueños y muñe los cuentos
y canta y cuenta
y en ella nace la lengua cada día
ritma el movimiento con la música
se hace canción y nana y grito de alegría
grita, ulula, gime y ahoga su grito en sombras y en silencio
porque, cuando todos han comido, ella come
cuando todos duermen, ella vela,
cuando todos ríen, cuando mueren, ella llora,
cuando celebran, retorna a la faena
cuando muere,
entonces y sólo entonces... descansa,

V
… mujer, eje y sombra

lleva, trae, carga, portea, levanta, empuja, iza, acarrea,
sacos de arroz, de trigo y de maíz,
haces de leña, cargas de adobe, cubos de agua, recuas de hijos, rebaños de animales…
trota tras de la acémila y del marido, y de los hijos y los viejos
y no ceja en su afán un día y otro día,
sólo señala los cambios de luna y de estaciones
con sudor y sangre
sólo señala los cambios de la edad con leves telas, con ropa oscura,
con cantilena fúnebre
con adornos de luz,
con cuentas de colores


VI

… mujer de sombra y sueño

también sueña
y a veces lee y escribe a veces
lee los cuentos de sus hijos, rastrea el saber misterioso en los cuadernos
__ nunca fue a la escuela__
lee y también escribe,
escribe cartas, tímidamente escribe
y lee también a hurtadillas otras cartas
y a veces llora sobre las líneas
y quema y destruye los papeles, después de aprenderse unas frases de memoria, guarda las líneas para siempre en su regazo
y también las borra,
la mujer-memoria nunca olvida, pero borra,
borra sobre su historia, borra sobre los días, borra sobre las horas…
la mujer-lágrima
llora sobre la carne y sobre la sangre
amamanta la carne y la sangre de sus hijos
y no tiene lágrimas para ella
también ama sin esperar demasiada recompensa

VII
… mujer en lágrimas
y llora y teme
teme por la vida y por la sangre, por el llanto de los hijos, por la tristeza y el dolor ajenos, __ella misma siempre enajenada__
y alienta toda esperanza,
espera y teme
la llegada del día, de la hora fatal
de la sangre lunar
de la muerte en vida, asombrada,
de la gravidez del vientre, del peso de los días
y del dolor renovado de los partos
del fruto de la entraña
de la muerte en la muerte de sus hijos
y siempre espera
la mujer-esperanza espera
el anuncio de la noche, la llegada de las barcas,
el regreso del combate
el fin del día,
la paz y el silencio del lecho…
y VIII
… mujer de perdón y de esperanza

espera siempre y a veces contra toda esperanza
y ama siempre
a pesar del odio,
a pesar del silencio opaco, de la indiferencia, de los golpes,
de la dentellada del hambre
del sudor del frío, del miedo que aterroriza las entrañas
atada al dolor y a la vida
al dolor y al renacer eterno,
la mujer-poeta vive y sueña.


Mariano Ibeas

Zaragoza, noviembre de 2008

sábado, 1 de noviembre de 2008

DE MAR


106

“Si tuviera un caballo en vez
de una metáfora...”
Carlos Edmundo de Ory
Si tuviera un silencio
una vez en la vida
y un momento tan extenso
y luminoso
como el mar y sus algas
no querría volar
más lejos...
tan sólo su presencia me bastara,
rompería en el polvo
la paz de los espejos
lanzaría muy lejos
el vaso en el vacío
llenaría de luz
los días y las noches...
si tuviera tal vez,
una vez,
un silencio largo y denso
me perdería dentro
en medio de la nada,
nada
nada me turbaría,
ni siquiera la luz de amanecida
que cierra
la cancela de mis sueños.



MARIANO IBEAS