jueves, 12 de febrero de 2009
EL LIBRO ELECTRÓNICO
EL LIBRO ELECTRÓNICO
Desde hace algunos días, no hago más que leer en todas partes artículos sobre el libro electrónico. Yo aún no he visto ninguno al natural, pero por lo que dicen, parece tratarse de un artilugio con capacidad para almacenar muchos libros y pantalla que ahora, además, habla. O sea, que aparte de leer el texto (en una pantallita), lo podremos escuchar.
Extracto del artículo El libro electrónico ya sabe hablar aparecido en El País a propósito de la presentación del Kindle2:
Antes había alimentado todo tipo de rumores, entre ellos, que el aparato se iba a doblar como un libro. Sin embargo, Bezos dejó claro al mostrarlo públicamente que físicamente aún no se dobla nada. En realidad, para el común de los mortales, el Kindle y el Kindle2 resultan parecidos, tanto físicamente como en lo relativo a sus capacidades. La única gran variante respecto al primer Kindle, que inauguró la era del eBook en diciembre de 2007, es que el Kindle2 habla: además de leerse, puede escucharse como un libro sonoro. Además, tiene una aplicación nueva, el Whispersync, que permitirá, en un futuro cercano, sincronizar el aparato con teléfonos móviles.
Yo, la verdad, no sé qué pensar de estos chismes. Para la lectura soy muy clásica. Toda la vida he leído libros en el formato tradicional, es decir, con sus hojitas encuadernadas entre dos tapas (duras o blandas, según el formato), su portada más o menos bonita y la sinopsis en la contraportada. Nunca me ha gustado leer textos largos en la pantalla del ordenador, porque se me pone la cabeza como un bombo. Tampoco me ha dado nunca por encargar libros a través de internet. Me gusta comprarlos en una librería, donde puedo curiosear entre los libros “que me llaman”, leer la contraportada, pasar las hojas para hacerles “catas” y después, llevármelos a casa para, una vez allí, sacarlos de la bolsa, abrirlos otra vez con ilusión y ponerles mi nombre y la fecha de la compra. Y ahora, resulta que nos quieren introducir unos cachivaches electrónicos con pantalla que, al parecer, también sirven para navegar por internet y en el futuro, según afirman, podrán ser sincronizados con el teléfono móvil.
En fin, para poder opinar con conocimiento de causa tendré que esperar a tener un e-book en la mano y comprobar cómo funciona realmente. Quién sabe, a lo mejor, me sorprende. También pensé hace años que nunca teclearía un texto literario directamente en el ordenador y ahora ya no me imagino escribiéndolo a mano, o con máquina de escribir. Y decía que no utilizaría teléfono móvil y ahora tecleo los SMS con más rapidez que los adolescentes.
Aunque en esto del libro electrónico, ahora mismo aún tengo muchas dudas y me resisto a dejarme embaucar. El tiempo dirá.
DESDELDESVAN dijo...
Hola, Carmen; a mí también me ha picado la avispa de la curiosidad; incluso una amiga usa semejante artilugio, sobre todo con textos disponibles en inglés; lo utiliza en los viajes y está encantada... pero yo pertenezco a la Galaxia Guttemberg y ya son muchos años.
Algo que se parece a un libro, que se lee como un libro, en el que pasas las páginas como en un libro..., y sin embargo, creo que no huele a libro ni a papel, que no pesa__ o que sí pesa más que un libro__, que no tiene ni los ángulos ni las dimensiones, ni las formas de un libro, que no permite humedecer la yema del dedo para pasar página y no deja un determinado sabor a rancio en la lengua, que no hace ruido, como de pergamino rozado, que no es cálido, ni demasiado suave al tacto, que no permite escribir, ni subrayar , ni poner anotaciones al pie de pagina o al margen... no sé, no sé...
Creo que me seguiré resistiendo mucho tiempo todavía.
Pero, si, ahora que lo pienso, este blog no deja de ser un “libro electrónico” un poco caótico y desencuadernado, es verdad, pero libro electrónico al fin.
Mariano Ibeas
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