jueves, 20 de marzo de 2008

FÁBULAS MILESIAS...

1.- La moto


Nunca tuviste moto, ni moto ni bicicleta, usabas la bicicleta de tu padre, era una G.A.C. demasiado grande para aprender, ni siquiera metiendo la pierna derecha bajo la barra para darle a los pedales, no eras tan hábil como otros y tuviste que esperar todavía algunos años para guardar el equilibrio, aún así los escorchones en las rodillas eran frecuentes.
La primera moto que apareció en el pueblo fue la del secretario, Don Amando, apareció un día en su flamante Hispano Guzzi de color rojo brillante, con el cambio manual adosado al depósito de gasolina. También se compró un casco marrón, parecido a una chichonera y unas gafas de motorista o de soldador… porque llevaba gafas habitualmente y aquellas nos parecieron especialmente aparatosas.
Le construyeron a la moto un corralillo en el portal, detrás de la puerta, con un toldo por encima y una puerta practicable “para que no cogiese polvo, ni se la cagasen las gallinas”.
Luego se compraron moto tus amigos, nada del otro mundo, una “Torrot”, una “Mobilette”, una “Peugeot” y sobre todo,__ lo más divertido__, tu primo Victorino se compró una “Velo – Solex” .
Aquello no parecía serio, un híbrido de bici y de moto con un motorcillo sobre la rueda delantera, que había que accionar empujando una palanca hacia delante. Ayudaba bastante en las cuestas arriba, pero, aún con todo, había que seguir dando pedales para iniciar la marcha y aquello petardeaba que daba gusto; la probaste varias veces, pero no lograba convencerte, nunca te pareció una moto de verdad. Es verdad que cuando se detenía una moto de las buenas delante de la taberna, una “Ossa”, una “Montesa” o una “Sanglas”,una Ducatti ” caíais como moscas alrededor admirando los cromados y el cuadro de mandos, … pero tú nunca tuviste una moto, ni siquiera de mayor, aunque tuviste oportunidad de probar alguna. Sólo tuviste envidia de tus amigos que conducían una moto, aunque fuese una “Velo_ Solex” como la de tu primo Victorino, un híbrido de bici y moto, una indignidad de moto, pero moto al fin y al cabo.

Mariano Ibeas

No hay comentarios: