Las pequeñas elegías I

Las pequeñas elegías:

I

el territorio de la infancia,
el olor de tinta, el roce del pupitre,
el color y el sabor del pan
recién cocido,
las moras agraces, las peras de San Juan,
las tardes de tormenta
y de aburrimientos infinitos...
los viejos buenos días
perdidos por las esquinas
se estrellan contra las paredes
del tiempo ido,
se revuelven
se enrollan
como la cuerda del trompo
en el bolsillo,

y ya no vuelven.

Mariano Ibeas

DE SAL...

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en el vuelo veloz
de la piedra
está la honda
y la rabia del muchacho
que no sabe matar...

que muere
sin saber por qué.

Mariano Ibeas

VACÍO ES TOY DE TÍ...

Vacío estoy de tí,
de tu presencia;
un vasto corazón desierto
que espera su condena
en los baldíos
y teme despertar
bajo la lluvia negra
que llegó
con nubes de tormenta
y temblor de madrugada;
envuelta en el rocío
y desplegada
está mi manta
que ofrece en su cobijo
un sueve despertar
tras la jornda.

Mariano Ibeas

UNA GOTA...

Una gota...

de hiel o de miel,

una gota de tu veneno

y venga luego,

cuando quiera,

la muerte.

Mariano Ibeas

Hay que hacer limpieza...

Hay que hacer limpieza
hay que barrer cadáveres
debejo de la alfombra;
que no quede ni memoria
del polvo, del fuego, de la niebla;
todo debe quedar impecable
y limpio
para el desfile de la victoria.

Wislawa Szymborska